Hazte premium Hazte premium

Museo Naval de Ferrol: en los astilleros de la historia

El centro conserva piezas, maquetas y planos de más de tres siglos de evolución naval en una exposición didáctica en el Arsenal histórico

Maqueta de la construcción en el XVIII MIGUEL MUÑIZ

JESÚS GARCÍA CALERO

Si hay un lugar donde la construcción naval no tiene secretos, ese es Ferrol. La ciudad no oculta, en días grisáceos, cicatrices todavía visibles de la dura reconversión de sus astilleros . Pero aún deslumbran las astillas de su historia, porque se percibe un ritmo que asciende desde las tranquilas aguas del puerto. Son muchos siglos botando buques de todos los tamaños . Desde humildes barcos de cabotaje a portaaeronaves, desde antiguos galeones y grandes navíos de línea imperiales a buques civiles y militares que España exporta hoy gracias a la más sofisticada tecnología de la era aeroespacial. El astillero del futuro sigue aquí.

Tal vez no suenan ya en Ferrol la sierra ni el mazo del carpintero junto a la orilla, ni se afana con la brea humeante el calafate. Pero el silencio de los ingenieros ante el ordenador sigue rimando con las grandes soldaduras en los diques, con el zumbido de las gigantescas grúas (bajo la de Astano cabría la portada de la catedral de Santiago) y el estrépito de inmensos cascos de acero entrando al agua.

Una trainera en el edificio dieciochesco del Museo MIGUEL MUÑIZ

Gracias a ese pasado Ferrol tiene hoy un centro único en Europa: el Museo de Construcción Naval. Está en el Arsenal de la Armada y fue inaugurado en 2008 por los Reyes, pero lo gestiona una Fundación no militar, de la que particpan Ayuntamiento, astilleros y Armada y que se llama Exponav , cuyo gerente, José María Cardona , recorre con ABC su completa colección por las dos plantas del viejo edificio dieciochesco.

Para albergarlo se ha recuperado un elemento importante del patrimonio industrial: el edificio de Herrerías, construido en 1781 según las trazas anteriores de Julián Sánchez Bort (autor de los diques del Arsenal que se construye desde 1726), aprobadas por Carlos III. En sus 32 fraguas se forjaban las piezas metálicas y las clavazones que mantenían a flote los grandes barcos de la era colonial.

El Arsenal del siglo XVIII tenía 12 gradas de construcción para 12 barcos a la vez, más 4 varaderos

Y en aquel Arsenal de los 12 Apóstoles (así se llamaba a la docena de gradas de construcción de navíos en los tiempos del imperio) y otros cuatro varaderos, se botaban más barcos que en cualquier puerto de la Monarquía hispánica en la que dicen que no se ponía el sol, pero desde luego si había algo nunca se ponía ni se dejaba quieto era el martillo para agrandar las flotas. El mismo Jorge Juan recibió el encargo real de preparar los arsenales españoles para el futuro inmediato que pasaba, como se vio después, por guerras con Inglaterra y Francia, entre otros. En Ferrol, pasó largas temporadas supervisando los trabajos.

Bajo las impresionantes bóvedas de estas antiguas herrerías hoy se muestra un recorrido de alto nivel científico, pero también de gran impacto divulgativo , sobre una de las actividades humanas que más han cambiado a lo largo de los siglos: la construcción naval. Desde saber qué es un barco hasta el estudio de los planos, el diseño de cada una de las piezas, los gálibos y los módulos hoy usados, que se montan luego en el astillero, el recorrido aborda todas las especialidades necesarias para que una nave flote: más de las que imaginamos. Entramos en camarotes de hoy y de hace tres siglos , y pasamos junto al pecio de una fragata con historia triste, hundida en Vivero en 1810: La Magdalena.

La triste historia de la fragata Magdalena

La Magdalena, construida en Ferrol en 1773, naufragó en 1810 en Vivero, después de batallar por todo el Cantábrico durante la Guerra de la Independencia . Murieron 550 personas en aquella ocasión. Los cadáveres del capitán Blas Salcedo y de su hijo aparecieron abrazados . Después de este hecho las Cortes de Cádiz emitieron la real orden que desde entonces prohibía que se embarcaran en los buques de guerra padres e hijos , así como hermanos, en la misma dotación. Esta orden, que sigue vigente, impediría que un marino tomase decisiones erróneas basadas en la comprensible preocupación por la situación de sus allegados. En el caso de la Magdalena no está claro si ocurrió eso o el hijo murió al intentar salvar a su padre.

En el museo también hay autómatas que ayudan al visitante a comprenderlo todo : la caja de cuadernas, el canal de hidrodinámica, el comportamiento de los buques en medio de las olas (del arrufo y el quebranto, sus dos extremos), simuladores de radar, maquetas de toda época y función, incluso las que hacían los «telecos» de Madrid para comprobar las interferencias entre las antenas y los cables de los antiguos cruceros.

Dibujos de las curvas en la sála de gálibos MIGUEL MUÑIZ

No hay un lugar en el mundo como este, un mecano desmontado de nuestra historia naval que navega por su cuarto siglo. El centro permite al visitante ampliar información desde el móvil por medio de códigos QR asociados a las piezas (y así navegar un poco más allá por la red de redes ). Y profundiza con una biblioteca especializada y centro de investigación en el que se atesoran planos de más de 60.000 barcos, casi todos civiles y recientes, pero de todo hay. Algunos son todavía secretos.

Hau una lección de continuidad, de lo que somos y hemos sido trabajando juntos en España

Hay una lección de continuidad, de lo que somos y hemos sido trabajando juntos en Esp aña , que viene muy bien al caso. La tripulación de una península, generaciones de marinos y constructores que se encontraron alrededor de las naves y exigen hoy una mirada digna a sus trabajos de mar perdidos.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación