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Fernando, 105 años: «Mi secreto de longevidad son las legumbres»

Para este centenario los padres están equivocados, porque «dan demasiadas facilidades a los hijos»

Fernando, 105 años: «Mi secreto de longevidad son las legumbres» óscar del pozo

carlota fominaya

«Carpintero, de 105 años, con mucho genio, sociable, hablador, extrovertido, activo y trabajador». Así define la ficha que muestra Paloma Cayón, directora de la residencia Adavir de Villaverde, a Fernando, uno de los hombres más longevos de España. No exagera nada. Este madrileño pega un bote y se incorpora solo, sin ningún tipo de ayuda, cuando ve llegar a su visita de hoy. Está ávido de acción, y recuerda con precisión distintas fechas y momentos históricos de su vida. La historia de Fernando revela que ha sido un hombre inquieto, nervioso, y con mucho carácter . «Puede que eso me haya ayudado a vivir tanto», reconoce humilde.

Nacido en la calle Jordán, en el madrileño barrio de Bravo Murillo, ocupaba el segundo lugar de seis hermanos. Ha sobrevivido a todos . También al mayor de los cuatro hijos que tuvo con Teresa, muerto de cáncer de pulmón. Los otros tres se llaman Fernando, Pedro y Maximina, que es la que le ha regalado la pulsera con la bandera de España que luce orgulloso en su muñeca izquierda : «Es que no hay nada como ser español. Es lo más importante» , dice. Él aprendió a leer y a escribir aunque fue muy poco al colegio. En seguida aprendió el oficio y de su padre, y se puso a trabajar en un taller de Madrid. «Hoy los padres están equivocados. Pagan los estudios de sus hijos y les dan demasiadas facilidades. La juventud de hoy no está para llegar a nada grande», vaticina.

Buena salud

Vivió 32 años en Alicante, y allí se jubiló. Hace ocho años volvió para vivir con su hija Maximina, hasta que una piedra en el riñón le llevó al hospital y de ahí, pasó a la residencia. Por lo demás, este hombre puede presumir de no tener ninguna enfermedad o dolencia grave . «Conserva la vista, y el oído y sobre todo, cierta autonomía que le permite apartar el taca-taca y posar como si de un modelo se tratara, solo hay que verlo», dice la orgullosa directora del centro Adavir de Villaverde donde se encuentra ingresado.

Aquí ha estado colaborando en la gestión del día a día hasta antes de ayer. «Ayudaba al de mantenimiento, a bajar la ropa de la lavandería, empujaba las sillas de ruedas de sus compañeros, ponía las mesas del comedor y hasta organizaba dónde se tenían que sentar los demás. Hasta el punto que se peleaba a menudo con la psicóloga», cuenta Cayón divertida. De la cocina de Adavir es de la única cosa que este hombre se queja. «Tienen buen producto pero no saben guisarlo. El pescado lo cuecen, y lo sirven blandito. Lo mejor es tomarlo a la plancha. ¿Mis platos favoritos? Las judías blancas, los garbanzos, las lentejas... Todas las legumbres y la comida casera en general, con un vasito de vino tinto. Ese es mi secreto». El menú que, según reza la literatura científica, ha podido ser uno de los secretos de su llamativa longevidad . Preguntado por un deseo que le gustaría cumplir, responde: «Volver a bailar, eso sí que estaría bien».

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