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La India, una democracia hereditaria

El fenómeno es de sobra conocido en el país asiático pero fue el escritor inglés Patrick French quien reveló el alcance de los políticos hereditarios en su libro «India»

La India, una democracia hereditaria efe

Jaime León

Al golpe de la medianoche del 15 de agosto de 1947, la India despertó a la vida y la libertad. También al gobierno de la familia Nehru-Gandhi. La dinastía del líder independentista y primer mandatario de la India postcolonial, Jawaharlal Nehru, ha gobernado el país 54 de los 67 años de independencia. Rahul Gandhi, bisnieto, nieto e hijo de primeros ministros, es la imagen del Partido del Congreso en las actuales elecciones generales. Pero no es el único político dinástico en la India, una democracia que se podría definir como hereditaria.

El jefe de Gobierno de la Cachemira india, Omar Abdullah, es nieto e hijo de políticos que antes ocuparon el puesto. Jitin Prasada, ministro de Recursos Humanos, es hijo de un exvicepresidente del Partido del Congreso. Akhilesh Yadav, gobernante de Uttar Pradesh, el mayor estado indio con 200 millones de habitantes, es vástago del líder de su formación, el Partido Samajwadi, y tres veces jefe de la región. Su mujer y dos tíos también están en política. Son unos pocos ejemplos.

El fenómeno es de sobra conocido en el país asiático pero fue el escritor inglés Patrick French quien reveló el alcance de los políticos hereditarios en su libro «India». Para ello, indagó en el pasado de los 543 miembros del Parlamento nacional. Sus pioneras conclusiones fueron que el país asiático se está convirtiendo en una especie de monarquía hereditaria.

Los datos

Un 28,6% de los diputados del Parlamento saliente es descendiente de otro. Si entre los políticos sexagenarios un 16,4% es «familiar de», el número asciende al 65% entre los que se encuentran en la cuarentena. Por debajo de los 30 años todos son familia de alguien que ya ocupó un escaño. El 70% de las mujeres parlamentarias tienen conexiones familiares.

«Si la tendencia continúa es posible que la mayoría de los miembros del Parlamento indio sean hereditarios y la nación volverá al punto donde se encontraba antes de la lucha por la libertad, gobernada por una monarquía hereditaria y príncipes», escribió French en su libro.

La cuestión podría irritar a los indios. No es así. Una reciente encuesta del Carnegie Endowment reveló que al 46% de los 65.000 participantes no tienen problemas con las dinastías políticas. De ese porcentaje, un 45% afirmó que los políticos que pertenecen a dinastías son mejores porque es la ocupación de su familia. La política india es un asunto de familia.

Quizás porque el nepotismo es común en el gigante asiático. La mayoría de los negocios indios, incluidas grandes empresas, son administradas por familiares. Bollywood, la industria del cine indio, está dominada por los hijos de famosos actores .

Si Rahul es el paradigma de esta tendencia parece que será la excepción en las elecciones que comenzaron el 7 de abril y se prolongan hasta el 12 de mayo en 10 días de votaciones. Todos los pronósticos indican el nacionalista hindú Narendra Modi, del opositor Bharatiya Janata Party, ganará las elecciones. Modi procede de una familia humilde y ayudó a su padre en un puesto de té cuando era niño.

Parece que Rahul no será primer ministro en estas elecciones. Que un Nehru-Gandhi no gobierne la India es una anomalía.

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