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El socialismo francés se rompe en una guerra fratricida entre barones

La hija de Delors, Martine Aubry, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se suman a los disidentes de la izquierda gala en el frente contra Hollande

El socialismo francés se rompe en una guerra fratricida entre barones reuters

juan pedro quiñonero

Instalado en el triste podio del presidente más impopular de la historia de la V República , François Hollande ha conseguido dividir y enfrentar a todas las familias del Partido Socialista (PS) galo, que se rompe en una fratricida guerra entre barones. Jean-Marie Le Guen, secretario de Estado para las relaciones con el Parlamento (próximo a Hollande), resume el estado de balcanización del PS con esta sentencia: «El viejo software socialista ha dejado de atraer».

Le Guen llega a tal conclusión, tras esta reflexión: «La verdad es que no veo una demanda social de soluciones de la izquierda, cuya incapacidad a la hora de proponer un proyecto de sociedad moderna, incita a los franceses a inclinarse hacia la derecha». Le Guen asimismo subraya los siguientes factores como agravantes de la crisis de la izquierda: el voto obrero a la extrema derecha de Jean-Marie y Marine Le Pen , la división de la extrema izquierda en grupúsculos enfrentados y el fin de la implantación nacional del Partido Comunista.

Al cuestionado liderazgo de Hollande se le han abierto cuatro frentes, a saber: el Frente de Izquierdas (FdI) que se presenta como «alternativa socialista» frente al tándem Hollande–Valls; el ex ministro de Economía, Arnaud Montebourg , que aspira a liderar la izquierda socialista; la ex ministra de Trabajo y alcaldesa de Lille, Martine Aubry , que aspira a liderar una «nueva socialdemocracia»; y la regidora de París, Anne Hidalgo , que ha convertido la alcaldía de la capital francesa en un bastión de resistencia contra Hollande.

Una parte sustancial del grupo parlamentario socialista hace política contra su gobierno

La alcaldesa de París está casada con Jean-Marc Germain, que es uno de los animadores de la fronda socialista en la Asamblea Nacional. Con la más extrema prudencia, Hidalgo se queja cada semana de los recortes presupuestarios. Buena parte de sus promesas electorales se están esfumando. Y ella culpa indirectamente al gobierno de la pareja Hollande–Valls.

Hidalgo evita el enfrentamiento frontal, pero deja caer sistemáticamente sus agravios. La alcaldesa y su esposo salen de casa cada mañana en el mismo coche oficial. Ella se dirige al Ayuntamiento; él, a la Asamblea Nacional, donde es uno de los más activos disidentes del PS, votando en contra o absteniéndose en casi todas las votaciones que plantea el gobierno. Se trata de una novedad radical: una parte sustancial del grupo parlamentario socialista hace política contra su propio gobierno.

Toda la carrera política de Jean-Marc Germain está ligada a Martine Aubry, la hija de Jacques Delors (antiguo presidente de la Comisión, socialista que comulga todos los domingos en una iglesia de un barrio muy acomodado). Alcaldesa de Lille, Aubry hizo campaña contra Hollande durante las primarias de 2011, con esta frase legendaria: «Hollande es un p... floja». Tres años después, Aubry ha desenterrado el hacha de guerra política contra la pareja Hollande–Valls, con declaraciones incendiarias: «Francia se dirige hacia una catástrofe social. Pido solemnemente un cambio de política».

La artillería de Aubry

Aubry aspira a liderar una alternativa contra Hollande, proponiendo una nueva socialdemocracia, de contornos políticos todavía desconocidos. Solo tiene claro que su artillería política apunta contra la cabeza de Hollande.

Aubry y Hollande se odian desde hace años. Durante las primarias del otoño de 2011 se pelearon en términos muy agrios. Hollande creyó hundirla en un cierto ostracismo, lejos del poder gubernamental. Pero ahora, cuando la crisis arrecia, Aubry ha reaparecido para apoyar a la izquierda socialdemócrata hostil a Hollande.

Arnaud Montebourg, ex ministro de Economía, es mucho más concreto en el terreno ideológico: propone una «alternativa de izquierdas, antimundialista y ecologista». Montebourg ya se presenta abiertamente como candidato socialista contra Hollande, con la vista puesta en la próxima elección a candidato presidencial.

En el terreno personal, Montebourg ha declarado: «Hollande miente como respira. Por eso está hundido en todos los sondeos. No hay quien lo salve».

«Hollande miente como respira. Por eso está hundido en los sondeos»

A la izquierda de todas las familias del PS, Jean-Luc Mélenchon espera convertir el Frente de Izquierdas (FdI) en una «alternativa auténticamente socialista». Mélenchon comenzó a criticar a Hollande a los tres meses de su elección. Tildó al presidente de «capitán de un barquito de pedales».

Mélenchon compite con Marine Le Pen por la conquista o reconquista del «voto popular». De momento, la señora Le Pen ha ganado todas las batallas electorales. Pero Mélenchon no se da por vencido: «Al final, todo se dilucidará en un duelo entre la extrema derecha y nosotros. Los socialistas están divididos y sin proyecto».

Contra este rosario de familias enfrentadas, Hollande tiene un arma estratégica: la disolución de la Asamblea Nacional. La fronda socialista en la Asamblea Nacional tiene un tope: si los diputados socialistas «derrocasen» al gobierno de la pareja Hollande–Valls, el presidente de la República se vería forzado a disolver el Parlamento y convocar elecciones legislativas anticipadas. En esa lejana hipótesis, muchos diputados socialistas correrían el riesgo de perder sus escaños. La guerra ideológica sin cuartel está muy bien. Pero el suicidio político es otra cosa.

Conscientes de esa realidad, Aubry y Montebourg plantean otro tipo de batalla: el hostigamiento sin cuartel de Hollande hasta su aniquilación definitiva, entonces se presentarían ellos como posibles «salvadores».

Sin aliados europeos

Hollande, Valls, Aubry, Montebourg y Mélenchon tienen en común que no cuentan con ningún tipo de aliados en la escena europea.

Claro que Hollande no consigue entenderse con la canciller alemana, Angela Merkel, y los laboristas ingleses y socialdemócratas germanos están muy alejados del modelo socialista francés.

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