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Se amputa un dedo con un hacha en la comisaría tras ser detenido por conducir ebrio

«Repite», puesto que ya se había cortado una falange hace un año en el Ayuntamiento por la demora en los trámites burocráticos para reabrir su negocio

Se amputa un dedo con un hacha en la comisaría tras ser detenido por conducir ebrio e. r. b.

eva rodríguez bárcena

Un hombre de 50 años se cortó el dedo pulgar de su mano izquierda con un hacha ante la comisaría, tras su detención por conducir bajo los efectos del alcohol. El hecho, que tuvo lugar en Avilés (Asturias) sorprendió a los vecinos por tratarse de un conocido empresario, que responde a las siglas A.S.M, quien ya tuvo la misma reacción un año antes en el Ayuntamiento de la ciudad.

Según fuentes policiales, A.S.M fue detenido en la avenida San Agustín por conducir ebrio y de manera imprudente, por lo que se le trasladó a comisaría y se retuvo su vehículo. Mientras se tramitaba la denuncia, el detenido aseguraba que cuando terminasen y pudiera irse de jefatura «les iba a regalar un dedo».

Momentos después de ser puesto en libertad, el empresario volvió a la Policía Local. A través de la puerta acristalada, los agentes pudieron ver cómo agitaba su mano izquierda, a la que le faltaba un dedo pulgar. Junto a él en el suelo, reposaba un hacha.

A pesar de que los policías llamaron a una ambulancia, A.S.M rechazó la ayuda y se fue caminando. Curiosamente, el empresario había llegado a la comisaría con un nuevo vehículo, que dejó aparcado en un lugar prohibido y tuvo que ser retirado por la grúa.

El índice, por la demora de la democracia

No es la primera vez que A.S.M actúa de esta forma. En octubre de 2011, la Policía Local recibió un aviso por la presencia de un hombre con un hacha en el Ayuntamiento de Avilés. A pesar de que mostraba una actitud tranquila, momentos antes se había cortado el dedo índice de la mano izquierda. El empresario aseguró que había tomado esta medida tras la negativa de un concejal a recibirle, ya que quería quejarse por la tardanza de los trámites para poder reabrir su local, tras cuatro meses cerrado.

Fue una patrulla de la policía quien tuvo que recoger la falange de encima de un mostrador e introducirla en un recipiente con hielo, para trasladar al hombre al Hospital San Agustín y más tarde al Hospital Central de Oviedo.

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